Sugar Shop o la magia de transladarse a un mundo como el de Charlie y la Fábrica de Chocolate
Si vas a Budapest no puedes dejar de ir a este sitio. No es un lugar demasiado turístico. Los guiris prefieren ir a la pastelería Gerbaud, por ejemplo.
Los propios húngaros reconocen que es el sueño de cualquier niño ir a esta pasteleria.
Sin embargo, sea cual sea tu edad, cuando traspases la puerta de la entrada una sonrisa se dibujará en tu cara de forma inevitabe.
Cientos de piruletas de todos los colores
Hay dos Sugar Shop en Budapest, una en el distrito VI, la más céntrica, en la calle Paulay (Paulay utca) y la otra en el distrito IV, en la zona de Kőbánya Kispest, en la calle Petőfi. Sugar Shop es una pastelería-cafetería, pero también tiene una parte de tienda y claro, los pasteles y tartas también se pueden llevar.
Vistas desde las escaleras
Esta decisión será sin duda difícil porque la variedad es inmensa. La primera vez que ví los pasteles que en algunos casos, la mayoría, son auténticas obras de arte, mi primer pensaiento fue "seguro que están secos o no están buenos".
La repostería en Hungría es todo un arte. Los pasteles, además de bastante grandes, están elaborados de forma artesanal y si un pastel es de chocolate, por ejemplo, no solo es de chocolate, sino que puede tener 7 capas diferentes de tipos diferentes de chocolates, todo eso combinado con algún esponjoso bizcocho una crema delicada.
Es solo un ejemplo. Pero la elaboración está muy cuidada y es compleja en la mayoría de las pastelerías (cukrászda) de Hungría. Si encontramos una tienda como SUgar Shop en España, además de obviar que es carísima, pensamos lo mismo que pensé yo "mucho diseño y poca calidad". No podía estar más equivocada.
Tartas para llevar. Todas las semanas tienen nuevos diseños exclusivos por unos días
En Sugar Shop los pasteles están totalmente frescos y extremadamente deliciosos. Me arriesgo a decir, incluso, que es la mejor pastelería de Budapest.
Mientras decidíamos que íbamos a pedir vimos pasar a una camarera con una caja de fresas frescas, recién traídas del mercado. Eso, sin duda se nota en los pasteles.
Otra cosa curiosa de la tienda es la cantidad y tipos de arroz con leche que ofrecen a los clientes. Si, si, arroz con leche. De todos los sabores y colores que os podáis imaginar.
La admiración por Almódovar llega hasta aquí
Tras pagar en la parte de abajo podéis ir con vuestro pastel a la parte de arriba donde hay mesas y pedir algo para beber, como un batido, que también son caseros y deliciosos.
En la parte de arriba siguen las sorpresas: asientos con forma de chupachups, vistas de la tienda a todo color, cucuruchos de helado sobre las mesas y los baños...lavabos llenos de golosinas, retretes con las paredes dibujadas simulando un parque de atracciones antiguo.
Baño
Retrete
váter
Todo un alegato a la imaginación y a la infancia. Si no estáis empachados seguro que os pasáis tras terminar por la tienda. Allí os esperan miles de caramelos de todo tipo de sabores (manzana, tarta de queso, frambuesa, menta...), regalos (bolsos, brillo de labios con sabores, etc).
Cada vez que voy a Budapest vuelvo a ir a Sugar Shop y cada vez se me vuelve a dibujar la misma sonrisa en la cara que la primera vez. Todo allí es perfecto. Y los camareros son bastante simpáticos (alguna camarera no, pero bueno, estando en un lugar así se puede perdonar) y están vestidos como sacados de un cuento. Un lugar altamente recomendable.